jueves, 13 de agosto de 2015

Paraísos artificiales: consumismo o barbarie

Vengo de Gran Bretaña, concretamente de Londres. Me hallo atónito con lo que he visto, pues mis peores sospechas han sido estos días confirmadas.
Claro está que tras el derrumbe y el estrepitoso fracaso de la URSS, con la caída del Telón de Acero y su desintegración en el 1989, nadie se atreve ya a plantear sistemas económicos o sociales alternativos. Tampoco soy yo ningún prestigioso economista para plantearlos. Lo que sí voy a hacer es hablar del capitalismo enfermizo y desenfrenado que se cierne sobre la ciudad más grande de la Unión Europea, donde he tenido la suerte(o desgracia) de vivir durante algún tiempo.
Si en el resto del mundo el tiempo es oro, en Londres el tiempo son gigantescos diamantes en bruto del tamaño de una casa.