El alcohol: un lastre social

Son muchas y no especialmente alentadoras las noticias que nos llegan constantemente relacionadas con el alcohol y con los jóvenes: que si sexo a cambio de copas, que si "balconing", que si macrofiestas ilegales , que si comas etílicos...y es que, pese a que muchos no quieran reconocerlo y se nieguen a admitirlo, el alcohol es una droga. Una droga que, según el diario El País está relacionada con 3.3 millones de muertes al año en el mundo y causó el 39% de los accidentes de tráfico de nuestro país en el año 2014, según un estudio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses presentado por el Ministerio de Justicia.

Vivimos en Europa, el continente con mayor índice de consumo alcohólico per cápita del mundo (10.9 litros de alcohol puro al año), donde despunta España (con sus 11.2 litros de media). En nuestro país, algo más del
68% de personas mayores de 15 años ingiere sustancias que contienen etanol, una cifra muy similar a las de la media europea y la americana. Estos son unos datos cuanto menos aterradores, que nos hacen cómplices a cada ciudadano de Occidente de millones de asesinatos cada año, asesinatos producidos por la droga "menos feroz", la "menos peligrosa" y la más consumida en nuestras sociedades. Más de un tercio de nuestros jóvenes consume alcohol, lo que me lleva a plantearme una sencilla pregunta: ¿por qué?

Y es que en nuestro país siempre ha sido un complemento a la fiesta, un edulcorante que añadía risas y emociones al jolgorio de los días festivos y a los sinsabores de la vida; siempre ha sido un aditivo, jamás un imprescindible. Y, hoy en día, en una sociedad occidental camino de una cultura única, a imagen y semejanza de la cultura norteamericana, con una misma alimentación, un mismo estilo de vestir y un mismo movimiento musical, la dirección que tomase el mundo en cuanto a los hábitos se refiere no podía ser diferente. Tendremos un mundo con Beyoncé y miles de pinchadiscos, con leggings, con pizza y kebab y, como no podía ser de otra manera, con jóvenes que necesitan añadir el alcohol a sus fiestas para que estas sean las mejores, con el alcohol como elemento de descontrol y desfase, el culmen de toda buena fiesta anglosajona. Y esto me lleva a pensar: ve a pasarlo bien y bébete tres cubatas, o cuatro(bébete los que te plazca), pero no te vayas a beber cuatro cubatas para pasarlo bien.

Creo que, como sociedades teórica y supuestamente avanzadas, debemos dar ejemplo al mundo y empezar a pensar como esos hipotéticos individuos prósperos y modernos. Que sí, que el alcohol puede ayudaros a socializar en una fiesta, pero más socializaba el estalinismo, qué queréis que os diga. Que sí, que os puede dar un empujón de motivación y confianza, pero también os lo dan cuatro charlas de vuestras abuelas o tías. Y que si lo que queréis es perder el control, idos a un parque de atracciones o tiraos por un puente, no pongáis en riesgo la salud de los demás ni deis tal denigrante espectáculo, el súmmum de lo ridículo. ¿De verdad es necesario el "balconing"?, ¿lo son las macrofiestas ilegales?, ¿lo es el "mamading"?, ¿acaso son necesarias las miles de muertes de personas inocentes porque conduzcáis borrachos, o las miles de relaciones destrozadas por esta sustancia? Si Aristóteles levantase la cabeza, probablemente vendría a pegarnos con una rama de olivo, qué poco hemos aprendido con sus teorías sobre el término medio y la prudencia los seres humanos en tantos años...un poco de sensatez, por favor, aunque quizás sea demasiado pedir a quienes disfrutan viendo morir a un toro en una plaza. Como bien decía Alaska, nunca cambiaremos.