
triste, beodo
en el que envejecemos cada vez más rápido, progresivamente
intentándonos chupar el codo
intentando lograr nuestros objetivos, persiguiendo nuestros sueños
mientras nos hacemos mayores,
la vida se nos escabulle entre los dedos, al son de melancólicos ritmos caribeños
sin darnos cuenta
la vida se escapa como una amapola
como Esperanza Aguirre
o como John Lennon por culpa de una maldita pistola.
En cualquier momento se puede apagar,
y nosotros, resignados lo debemos aceptar
como aquellos inmigrantes en la valla de Melilla