miércoles, 14 de mayo de 2014

Un día en las trincheras.Primera Guerra Mundial.

Amanecía, se oían disparos lejanos. Mis compañeros retiraban a otros hombres fallecidos en combate. Ahí estaban sus pálidos rostros, demacrados, ensangrentados. Hacer amigos aquí es difícil, desde que perdí a mi amigo Joseph, muerto por 18 disparos de ametralladora. Cuánto daño han hecho esos seres del diablo que no tienen vida, pero sí te la quitan.
Estabas sólo, sin nadie con quien poder hacer amistad, sin tu familia, sin tus amigos. Luchando
sin saber siquiera el motivo en una guerra por los intereses de un Estado, por los intereses de otras personas que ahora se encontraban probablemente tumbadas en su lecho, con sus familias o con sus amigos, tan ricamente. Tu único billete hacia la salvación era resistir ante los constantes ataques de las tropas enemigas; escondido cual malhechor, apenas sin comer, sin beber, sin descansar, sabiendo que tu vida corre peligro en todo momento, que al mínimo fallo te conviertes en carroña para los buitres.
Llega el momento de atacar al enemigo, con el fin de avanzar unos míseros metros de territorio. Con tu fusil matas a 6 personas. Y en ese momento no puedes pensar en sus familias, en sus hijos, porque te vienes abajo. Y es tu vida también la que está en juego.
Has conseguido ya un trozo de tierra, tu bando ha vencido. Te preguntas el porqué de matar a todos esos hombres. Las tropas se repliegan , corres hacia tu posición, hacia esa trinchera en la que estás escondido, escuchando caer bombas a tu lado sin parar. Recargas la munición , arreglas el cañón de tu bayoneta y comes un  trozo de pan, rodeado de ratas y de destrucción.
Estás pensando en tu familia y tus amigos, la única manera de olvidarte de la realidad que te rodea y , justo entonces, se oye a tu lado una fuerte explosión. Tres compañeros resultan heridos. Entonces, aterrado por el miedo y muerto de sed intentas dormir. De fondo, suenan algunos disparos que te impiden olvidarte de lo que sucede y pensar en otra cosa.  Una gigante e inmunda rata sube por tus manos, y se come tu única comida, un trozo de pan que te ibas racionando para que durase todo el día. Mientras algunos de tus compañeros duerme, tú lloras, desolado, abatido, desesperanzado de que todo esto pudiese acabar algún día...
¿De verdad no nos damos cuenta de lo que una guerra conlleva realmente?

Un anónimo buscador de justicia.

"La guerra es una masacre de gentes que no se conocen, para provecho de gentes que no se conocen pero sí se masacran."Paul Valéry, escritor francés.
"Las guerras no pararán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el de los ojos." Hailé Selassié I.

2 comentarios:

  1. Gran redacción de unos hechos con los que tuvieron que lidiar miles de personas en un período no tan lejano. Gran reflexión sobre la guerra. Sigue así, que me encantan tus entradas.

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  2. Muchas gracias, compañero. Se hace lo mejor que se puede con el fin de dar vida a mis pensamientos y compartirlos con gente meritoria de ellos como tú. Un saludo.

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